Hoy fue un día larguísimo para mí. No es largo porque estuve todo el día fuera de mi casa, sino que he sentido muchas cosas. Cuando estaba a punto de entrar a la empresa en donde trabajo, me paré... y me dije "a ese lugar maldito no quiero entrar, no, no quiero". Esperé al menos un minuto, pensé en miles y miles de cosas en tan solo un minuto... Imaginen... muchas cosas me han pasado en un año pero las puedo recordar en tan sólo un minuto. Cada rincón de ese lugar, cada escalón de cada escalera, cada oficina, cada paso, me ha pasado una cosa. Finalmente entré, fiché mi horario y me fui a mi escritorio. La oficina estaba vacía, no había nadie ni un alma. Así estaba re bien, todo tranquilo, sin nadie quien inquietara mi alma. A las diez... todo el mundo llegó pero Chocolat no. Rezaba para que no viniera por hoy, sólo para dejar a mi alma tranquila y quieta pero media hora después llegó. Empecé a llorar en silencio al verlo, me morí de amor, de dolor, de desesperación. Sé que él es un simple hombre con ojos como todos los ojos, con boca como todas las bocas que besé pero tiene algo tan especial que hace que mi corazón saltara, saliera de mi pecho, que mi alma gritara a los cuatro vientos que lo amo y lo necesito. Tengo muchas cosas en mi mente, quiero contarlas detalladamente a él. ¡Cómo me gustaba contarle mis cosas! ¡Cómo me gustaba hacerlo reir con mis anécdotas! ¡Me encantaba estar a su lado y compartir todas mis cosas con él! Pero ya no puedo hacerlo, lo veo tan cerca pero lo siento distante, muy, muy lejos. Lo veo como si fuera un puntito chiquito, así de chiquito. Ese hombre es inalcanzable, especialmente su corazón, nadie le puede ganar nada ni yo. Me pregunto todos los días si hubo al menos un momento en que lo atrapé, si atrapé su alma y corazón. Pienso en esa escena en la que me dijo una vez "de a poco me estoy enamorando de vos". ¿Lo dijo en serio? ¿lo sintió de verás mientras me hacía el amor?. Fue increíble, me había visto a mis propios ojos y me dijo esas palabras maravillosas. Ahí, en esa noche, le hice el amor como nunca, le di de todo, mi vista, mi olfato, mi tacto, de todo. Le regalé mis cinco sentidos y me hizo re feliz de que sólo ÉL los tuviera en su corazón. Recuerdo que cuando terminamos cansados de tanta pasión, él se puso encima mío y durmió sobre mi pecho, mis piernas abrazaron su cintura y se durmió. Lo veía como a un bebé durmiendo, intenté no despertarlo moviéndome. Sentía su aire que exhalaba e inhalaba sobre mi seno, sentía su corazón latiendo cada vez más despacio, descansando. Mis ojos se fijaron en el espejo que había en el techo y nos observé a los dos. Nos miraba fijamente y pensaba que al fin pude ganarme su corazón, que al fin pude hacer que fuéramos una sola alma. Se me derramó una lágrima pero de alegría y además en ese día estaba agotada de luchar tanto por él y que a partir de ese día, ya podía estar más tranquila porque él ya era mío y yo suya, completamente suya. Apenas podía oler su pelo, su cuero cabelludo, sus manos con olor a sexo, su sudor, sus ojos cerrados y los veía como si él estaba re confiado estando conmigo. Lo mimaba una y otra vez, sentí cómo su mano se caía lentamente sobre mi hombro y después cobraba fuerza para levantarla y mimar mi nuca. No voy a poder olvidar esa noche, esa sensación de alivio y ahora estoy llorando, estoy re confundida, tengo miedo a todo, tengo miedo de levantarme cada día, tengo miedo de que haya un golpe de nuevo en mi vida porque ya tuve suficientes golpes que hirieron mi alma, ya estoy completamente herida, estoy hecha un cristal que se romperá en cualquier momento. Todos los días rezo que él vuelva conmigo a transformar ese cristal en una piedra. No, es solo una imaginación y nada más...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario