Ya es 1º de Marzo, el mes de otoño, de lluvias y hojas marchitas. Es un mes deprimente al igual que Abril, el mes en el que nací. Me faltan un mes y 10 días para llegar a la década del 20.
Recuerdo perfectamente la sensación de cuando se acercaban los días de clases, recuerdo que siempre me ponía muy nerviosa porque iba a ver a mis compañeritos y repasaba el relato de mis vacaciones una y otra vez. A veces mentía de que había ido de vacaciones cuando en realidad me había quedado en Buenos Aires, sólo para competir con mis compañeros. Recuerdo esa sensación de estrenar los nuevos útiles de clase, el olor a los lápices, a las hojas y a cartuchera nueva. Me pasaba todo el mes de Febrero forrando carpetas con ayuda de mi hermana. Recuerdo mis caprichos de comprar una mochila hermosa y cara y siempre terminaba teniendo una sencilla y fea.
Ahora me veo, grande, usando zapatos con tacos, usando el lapiz labial, con una cartera llena de cosas, tarjetas, documentos, billetera, plata, celular... ¿y dónde están las carpetas? ¿los útiles? ¿los caramelos regalados por mi abuela en los domingos?. ¿Dónde están? Se desvanecieron y ahora estoy creciendo cada día, cada día aprendo una cosa, a veces puede ser dolorosa, a veces puede ser linda pero nunca se puede confiar en lo más hermoso. Antes era una ingenua confiando en todo, dando picos a distintos chicos sin sentir nada, sin sentir dolor o engaño.
Nunca valoraba la lluvia, la naturaleza, el dinero, el amor de mi familia y ahora estoy valorando cada cosa que me pasa, todo es hermoso aunque sea doloroso. Sólo pido volver a ser esa niña santita que fui...
"estoy aullando y dándome de cabeza contra cada pared sorda e infame de este mundo"
Recuerdo perfectamente la sensación de cuando se acercaban los días de clases, recuerdo que siempre me ponía muy nerviosa porque iba a ver a mis compañeritos y repasaba el relato de mis vacaciones una y otra vez. A veces mentía de que había ido de vacaciones cuando en realidad me había quedado en Buenos Aires, sólo para competir con mis compañeros. Recuerdo esa sensación de estrenar los nuevos útiles de clase, el olor a los lápices, a las hojas y a cartuchera nueva. Me pasaba todo el mes de Febrero forrando carpetas con ayuda de mi hermana. Recuerdo mis caprichos de comprar una mochila hermosa y cara y siempre terminaba teniendo una sencilla y fea.
Ahora me veo, grande, usando zapatos con tacos, usando el lapiz labial, con una cartera llena de cosas, tarjetas, documentos, billetera, plata, celular... ¿y dónde están las carpetas? ¿los útiles? ¿los caramelos regalados por mi abuela en los domingos?. ¿Dónde están? Se desvanecieron y ahora estoy creciendo cada día, cada día aprendo una cosa, a veces puede ser dolorosa, a veces puede ser linda pero nunca se puede confiar en lo más hermoso. Antes era una ingenua confiando en todo, dando picos a distintos chicos sin sentir nada, sin sentir dolor o engaño.
Nunca valoraba la lluvia, la naturaleza, el dinero, el amor de mi familia y ahora estoy valorando cada cosa que me pasa, todo es hermoso aunque sea doloroso. Sólo pido volver a ser esa niña santita que fui...
"estoy aullando y dándome de cabeza contra cada pared sorda e infame de este mundo"
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