Mi compañero detective

- ¿Vas a tener vacaciones? - me preguntó uno de mis compañeros.
- No, porque en septiembre... -
- ¡Ah! ¡Me acuerdo! Que te querés ir a China, ¿no? - me interrumpió.
- Claro pero no sé... estoy ahorrando para eso, se requiere mucho esfuerzo... -
- Es verdad... cuesta caro, ¿hasta cuánto necesitas ahorrar? -
- Masomenos, 20000 pesos..., pero igual no me estoy ilusionando, jeje -
- Ah... -

Luego de un rato.

- ¿Pero estás ahorrando? -
- ¡Sí! Claro... -
- ¿Ahorraste mucho? ¿Tienes plata? -
- o.O... eh... sí -

Bueno, che, hablas como un prestamista, si querés, me podes prestar dinero... ¿Por qué no te preocupas más en tus cosas, gordito?

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Esperando al ascensor a su lado: (rezando a que llegara rápido, claro)

- Canela, ¿vas a algún lado en el finde largo? -
- Sí... a Mardel - (¿me prestas una de tus quintas al menos?)
- Ah... ¿en dónde te vas a hospedar y con quién? - (¿Ahora sos periodista?)
- Eh... en El Faro con mi familia... en realidad voy a ver a mi hna. jugar al f... -
- Sisi, ¿en un hotel? - me interrumpió.
- No... en una casa -
- Ah... -

Se quedó pensando.

- ¿De quién? -
- ¡De un amigo de mi viejo! -

El ascensor le salvó de una verdadera masacre, ¡sepanlo!

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Lo veía dirigiéndose al placard a buscar su amado café en polvo, agarrando su tacita fina y removiendo y acomodando su corbata London Tie. Agarró su taza con el dedo meñique levantado. (Costumbres de la otra oficina de un nivel más superior...)
De repente, se me acercó y me preguntó directamente:

- Canela, ¿en dónde compras bikinis? -
- Eh... no sé, en cualquier lado, depende... - le contesté estupefacta y con los ojos bien abiertos.
- Ah... ¿en dónde por ejemplo? -
- A ver... hace poco me compré uno de Efecto Uno... fíjate que en negocios de ropa al estilo Surf... eso... son de buena calidad... -

Siguió revolviendo su café siempre con el dedo meñique levantado con aire de pensativo.

- Es que mi hija hace poco se compró tres bikinis a un buen precio... -
- Ah... mira vos - (¡pero pelotudo ya me compré un bikini! y nunca te lo pregunté!)
- Si, es en la calle Caceres... -
- ¿En Belgrano? -
- ¡Eso! ¡Sí! ¡En Belgrano! - dándo un pequeño brinco evitando perfectamente que el café se derramara...
- Ah... - sonriendo forzadamente.
- Le voy a preguntar a mi hija que tiene tu misma edad la dirección exacta para vos - se dio vuelta y caminó hacia su escritorio antes de que yo le contestara.

¡Se fue sin saber si yo quiero más bikinis! Espero que no me imagine con uno de los bikinis de su hija...

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