¿Qué? ¿Cenar afuera? ¿En un restaurante en un feriado a la noche?
Sí, sí, era cierto lo que había dicho mi papá. Propuso ir a cenar en un restaurante re lindo cerca de casa en familia para festejar el día del trabajo. Supongo que él está re chocho porque tenemos el pan de cada día y que todos tenemos un buen laburo.
Fuimos al restaurante, nos sentamos y un mozo bien italiano alrededor de 55 años se acercó y nos dijo “bonna notte” o algo así, solo sé que es en italiano.
¡Hola! Saludamos al unísono como buenos argentinos. Nos ofreció una copita de vino con sidra. Era riquísima y la tomé de una.
Empezamos a hablar de la mudanza. En este año nos vamos a mudar a una casa más grande y más nueva. En realidad, hablamos de eso todos los días, creo que ya estoy harta de buscar, elegir, visitar departamentos o casas. Realmente los departamentos nuevos son una porquería, todas las piezas son demasiado pequeñas por lo económico para no ocupar tanto terreno, la puta madre.
No creí que era tan agotador buscar uno. Sé que pedir un préstamo o tramitar papeles para mudarnos es algo denso y largo pero pensé que buscar departamentos era divertido pero nada que ver. Hay que soportar lo que dicen los que presentan la casa, las manipulaciones “Acá nunca hay humedad”, “miren ese piso, es de buena calidad” (golpeando el piso con el pie inclusive), “esa alacena es de marca Johnson”. Sí, pelotuda, ya lo leímos en la página web de tu inmobiliaria de mierda.
Una vez encontramos un duplex nuevito y hermoso por Villa Pueyrredón así que fuimos ahí a verlo. Entramos y enseguida nos queríamos ir. Era un dúplex de cuatro ambientes, los tres cuartos arriba, un baño completo arriba y un toilette abajo y estaba bárbaro, amplio, con aire acondicionado y todo pero lo peor y lo más ignorante es que la cocina estaba ahí mismo en el living a la vista sin pared alguna que la tapara. Imaginen, la grasa puede expandirse por el sofá, el televisor, todo. Vaya, ¿en qué pensaba ese arquitecto al diseñarlo? Al menos pudo poner una cortina para taparlo, qué sé yo.
Volviendo al tema del restaurante, no sé cómo ni cuándo, el mozo se enamoró de mí. Le empecé a dictar la comida que pedíamos y él miraba mis pocas tetas con la baba a la vista. Se hizo el tano y todo.
- Claro, está loco por vos porque sos una verdadera tana, se te nota -
- Mamá, es un cincuentón pajero, más que nada -
El vino que pedí me dio muchísimo sueño y empezamos a hablar de miles de cosas. El mozo vino de nuevo porque lo llamé para pedir el postre, la mejor parte de la cena, para mí.
- Bueno, un helado africano, un flan de vainilla con mousse de dulce de leche… -
Ahí, cuando estaba dictando, me di cuenta de algo… y ni quería levantar la vista. Me hice la boluda porque el pelotudo del mozo puso su mano en el pecho debajo del delantal y empezó a moverlo como si su corazón estuviera latiendo a mil. ¡Lo re quería matar! ¿No pudo ver que mis padres estaban ahí mismo viéndolo? ¿Qué mi hermana tenía esas miradas fumigantes hacia mí como diciéndome “tapa el escote que lo vas a volver loco” y diciéndole a él “mira que es una nena todavía!”?.
Seguí haciéndome la boluda y supongo que él se cansó de mover su mano.
Más tarde, empecé a discutir con mi hermana sobre la amistad, el dinero, etc. Ella me hablaba como si fuera gritándome pero no era así pero suddenly, el mozo se acercó y me dijo “¡decile que no te grite!”.
Métete esa mano que estuvo tocando la mía como si no me estaba dando cuenta mientras trataba de darte la carta, mientras te hablaba o te preguntaba algo, en el orto!!!
Odio a esos viejos pajeros, ¡LOS ODIO!
Sí, sí, era cierto lo que había dicho mi papá. Propuso ir a cenar en un restaurante re lindo cerca de casa en familia para festejar el día del trabajo. Supongo que él está re chocho porque tenemos el pan de cada día y que todos tenemos un buen laburo.
Fuimos al restaurante, nos sentamos y un mozo bien italiano alrededor de 55 años se acercó y nos dijo “bonna notte” o algo así, solo sé que es en italiano.
¡Hola! Saludamos al unísono como buenos argentinos. Nos ofreció una copita de vino con sidra. Era riquísima y la tomé de una.
Empezamos a hablar de la mudanza. En este año nos vamos a mudar a una casa más grande y más nueva. En realidad, hablamos de eso todos los días, creo que ya estoy harta de buscar, elegir, visitar departamentos o casas. Realmente los departamentos nuevos son una porquería, todas las piezas son demasiado pequeñas por lo económico para no ocupar tanto terreno, la puta madre.
No creí que era tan agotador buscar uno. Sé que pedir un préstamo o tramitar papeles para mudarnos es algo denso y largo pero pensé que buscar departamentos era divertido pero nada que ver. Hay que soportar lo que dicen los que presentan la casa, las manipulaciones “Acá nunca hay humedad”, “miren ese piso, es de buena calidad” (golpeando el piso con el pie inclusive), “esa alacena es de marca Johnson”. Sí, pelotuda, ya lo leímos en la página web de tu inmobiliaria de mierda.
Una vez encontramos un duplex nuevito y hermoso por Villa Pueyrredón así que fuimos ahí a verlo. Entramos y enseguida nos queríamos ir. Era un dúplex de cuatro ambientes, los tres cuartos arriba, un baño completo arriba y un toilette abajo y estaba bárbaro, amplio, con aire acondicionado y todo pero lo peor y lo más ignorante es que la cocina estaba ahí mismo en el living a la vista sin pared alguna que la tapara. Imaginen, la grasa puede expandirse por el sofá, el televisor, todo. Vaya, ¿en qué pensaba ese arquitecto al diseñarlo? Al menos pudo poner una cortina para taparlo, qué sé yo.
Volviendo al tema del restaurante, no sé cómo ni cuándo, el mozo se enamoró de mí. Le empecé a dictar la comida que pedíamos y él miraba mis pocas tetas con la baba a la vista. Se hizo el tano y todo.
- Claro, está loco por vos porque sos una verdadera tana, se te nota -
- Mamá, es un cincuentón pajero, más que nada -
El vino que pedí me dio muchísimo sueño y empezamos a hablar de miles de cosas. El mozo vino de nuevo porque lo llamé para pedir el postre, la mejor parte de la cena, para mí.
- Bueno, un helado africano, un flan de vainilla con mousse de dulce de leche… -
Ahí, cuando estaba dictando, me di cuenta de algo… y ni quería levantar la vista. Me hice la boluda porque el pelotudo del mozo puso su mano en el pecho debajo del delantal y empezó a moverlo como si su corazón estuviera latiendo a mil. ¡Lo re quería matar! ¿No pudo ver que mis padres estaban ahí mismo viéndolo? ¿Qué mi hermana tenía esas miradas fumigantes hacia mí como diciéndome “tapa el escote que lo vas a volver loco” y diciéndole a él “mira que es una nena todavía!”?.
Seguí haciéndome la boluda y supongo que él se cansó de mover su mano.
Más tarde, empecé a discutir con mi hermana sobre la amistad, el dinero, etc. Ella me hablaba como si fuera gritándome pero no era así pero suddenly, el mozo se acercó y me dijo “¡decile que no te grite!”.
Métete esa mano que estuvo tocando la mía como si no me estaba dando cuenta mientras trataba de darte la carta, mientras te hablaba o te preguntaba algo, en el orto!!!
Odio a esos viejos pajeros, ¡LOS ODIO!
7 comentarios:
jajaj nenu tiene la particularidad de gritar y gritar y cada vez más fuerte y a veces es divertido, pero bueno, mejor avisarle. Y eso que el otro día hablábamos de que ella siempre habla bajito bajito...qué cosa.
Todo viejo pajero es odioso, por mucho que lo oculte haciendo señitas tiernas de corazón que late. Guacala.
Jajajaja hubieses sacado el provecho de aunque sea un postre gratis!! jajaja
Ahora hablando enserio, me imagino que en esa situacion, como minimo, es incomoda... la verdad que hay veces que la gente no se ubica, y no entiendo como uno de 50 años, supuestamente maduro, no se percata de la cena familiar que se estaba desarrollando... en fin, hay de todo en este mundo...
Beijos!!
jajaja... serán viejos pajeros pero hay cada uno que sale con cada piba de 20... viste cómo es... tiran la red y bueno, de vez en cuando algo pescan. Hay minas a las que le gustan los tipos jovatones, que sé yo.
Hace raaato no voy a un restaurant copado con mi familia, con compañeros del laburo sí, pero con familia? Ya ni me acuerdo la última vez...
Y sí, mudarse es un re quilombo me imagino, yo no me voy a mudar, pero estoy remodelando toda la casa. Tiré casi todos los muebles y los reemplace y todavía me falta comprar muchos... pero ir, elegirlos, esperar... una paja terrible.
Saludos =)
lo de buscar dpto es una cagada, yo estuve en la misma situacion y me agoto.
ahora lo de la cocina integrada al living se llama cocina americana y es la última moda.
"es la última moda" del olor a fritanga en el sofá
Lo de la cocina así y que sea última moda, es porque son para deptos que generalmente habita gente que no cocina, o que como mucho hace algo congelado en el microondas
Pero consideremos a la mayoría de la gente que ni querrá llenar el sofá, el tv, los cuadros, etc de grasa!
Bue, quizás sea por eso que me gusta lo clásico!
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