Cosas, cositas que contar

Mañana entro a trabajar después de una semana de vacaciones. No le puedo decir exactamente “vacaciones”. Me quedé sin trabajo por una semana y fue la peor vagancia que tuve. Quizás me acostumbré a los movimientos en todo el día como levantarme temprano, hacer algunos trámites, ir a trabajar, caminar mucho y volver a casa a descansar mis valiosos y queridos pies. Pero en la última semana no hice nada más que boludear, andar en bicicleta fija, cosa que mi papá le regaló a mi mamá por su cumple número 60. Bah, si salí un par de veces de la casa, a Unicenter, a conocer a un chico re lindo (si seguimos saliendo, acá les voy a contar quién es él para no hablar al pedo). Anoche fue la fiesta de mi mamá, fueron más de 50 invitados, todo un éxito y fue re lindo verla tan sonriente y ansiosa. Ella nunca tuvo una fiesta así y decidimos organizarle una y por suerte todo salió bien aunque yo estuve como loca hablando con los mozos, a quién darle comida, en qué plato no se pone la salsa de tomate, dios mío.

Bueno, vuelvo al tema del mañana. Mañana entro a trabajar al banco, quizás trabaje en la misma oficina que mi hermana, lo cual va a estar bueno porque vamos a estar más apegadas que nunca y por otro lado, no me divierte la idea de estar trabajando con ella. No es que no me guste pero imaginen, mi hermana es muy sobre protectora y me va a estar siempre defendiendo de nuestro jefe y viceversa. Veamos cómo va a funcionar todo eso. Tendremos que ponernos límites.

Lo malo del todo es que no tendré Internet, escribiré menos en el blog, en casa nunca estoy inspirada para escribir, en mi ex oficina siempre tenía ideas para escribir, me sentía muy cómoda escribiendo aunque estaba rodeada de papeles pendientes pero siempre los terminaba a tiempo. Ya no más visitas a hoteles, ya no más desayunos, almuerzos o cenas gratis, ya no más jodas con compañeros jóvenes porque en el banco todos son viejos verdes que se la pasan mirando traseros nuevos. Ayer vino a la fiesta un compañero de mi hermana que sería mi supuesto superior me dijo “uh, cuidado el lunes, todos te van a estar mirando siempre”, se refería a mirarme embobados. ¡Ya me dice eso antes del primer día! Ni quiero imaginar qué pasara después de 1, 2 o 3 meses. También trabajaré con mi ex o digamos primer amor, Ours, y no sé si será bonito saber que él va a estar esperando a que me rindiera en sus brazos. No, señor. Basta de amoríos dentro de la oficina. Creo que ya aprendí la lección.

Bueno, ya está, es mi relato de lo que hice en la semana. Mañana les cuento cómo me fue en el trabajo nuevo y claro, seguramente habrán nuevos personajes, interesantes o los que ni quiero nombrar.

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