De todo lo malo, hay algo bueno

Miércoles 23: ¡Ay! ¡qué dolor! Es lo primero que pensé cuando abrí mis ojos y observé un techo desconocido de una casa ajena. Na, ¡toda la vida me tomé ayer! Seguía pensando, delante de mí pasaron hechos de la noche anterior. Me costaba mucho pararme y de lejos observé mi palm que estaba sobre un gran baúl negro.
No soy de agarrar mi palm y encenderlo al levantarme, soy de colgarme y ver los mensajes tres o cuatro horas después.
Me di vuelta, mi cabeza seguía latiendo y por fin encontré a mi amiga Combat debajo de unas cuántas frazadas, costumbre de ella. Uf, está peor que yo, me dije.
De vuelta vi mi palm ahí, tendido y apagado. Me paré después de unos minutos de respiración profunda, caminé buscando mis ojotas por ahí tiradas y directamente agarré el primer buzo que vi. De vuelta, observé mi palm. No, no puede ser, me dije, tengo que prenderlo y ver qué es lo que dicen los mensajes. Tenía un cierto instinto. Entonces, caminé hacia el palm, lo agarré y lo prendí.
En ese entonces, empezó a vibrar a lo loco. Eran como diez mensajes, casi todos de números desconocidos seguro de la noche anterior y uno de ellos era de mi hermana.
Bien, por supuesto, lo primero que hice fue ver el mensaje de ella a las 11 y 40 de la mañana.
Al leer el mensaje, mi cuerpo se heló por completo, me dejé caer sobre la cama. Estaba petrificada, asustada pero sin querer, mis labios se dibujaron una gran sonrisa.
Froté mis ojos y volví a leer el mensaje. Si… era cierto. Me paré de nuevo y llamé enseguida a Combat. Se despertó a cuestas con cara de “larga ya que quiero seguir durmiendo”.

“¡ME LLAMARON DEL BANCO!”

Sí, así es, en un par de semanas, dejaré mi trabajo actual y trabajaré en el banco. He estado esperando ese puesto desde hace más de un año. Recuerdo que en una noche de Diciembre, lloré hasta no poder más y rogué que me llamaran ya para poder ponerle fin al juego de mierda que diariamente me participan, para poder pasar todo a la historia, enterrarlo en algún rincón. Tendré nuevos compañeros, ojalá sean buenos conmigo, un jefe comprensible como El Jefe de mi actual trabajo. Ganaré casi el triple de lo que gano actualmente, estoy muy contenta, melancólica, aliviada, extrañada, nerviosa, ansiosa por arrancarme ya de nuevo.

¡Ah! En Mardel, la pase fenomenalmente bien, pensé que no sobreviviría más de dos días junto con Combat pero no. Ahí pude ver que puedo llevarme re bien con ella, que podemos ponernos de acuerdo re rápido. Salí de parranda todos los días menos esos dos días en los que me insolé mal, me enfermé de gripe, angina, resfrío y tos.

Ayer, después de más de cinco meses, Chocolat y yo nos intercambiamos algunas palabras, él bromeó en unas cosas y yo seguía siendo seria en el trabajo. Logré que él viera que ya no me ablando más ante él, ante su aliento tan cerca de mí. Debo admitir que cuando él se acercó para hablarme, sentí viento de su aliento sobre mi rostro, temblé pero no sentí nada más que frialdad.

Bue, hoy por fin tuve ganas de escribir. Tenía tantas cosas que poner ¡y no sabía por donde empezar!