Uf, ayer ha sido el día más largo de mi vida. Tuve un arduo trabajo en todo el día hasta que me salí del trabajo. Estoy ejercitando cada cosa nueva y eso hace que me duela la cabeza, errores, corregirlos y volver a cometer los errores y volver a reprenderlos e imprimirlos, escuchar cada teoría de mi jefa, todo parece una boludez, bah, al menos a mí sí pero al hacerlos, puf! Me maté, mi cerebro está totalmente quemado.
Al salir del laburo, localicé a Kolo, mi padrino. Me buscó en su auto, todo perfumado y limpio, mierda. Pero al arrancar el auto, no anduvo más. Él se transpiró (conozco su forma de ser, se transpira cada vez que tiene que hacer algo manualmente) y abrió el capó del auto y empezó a arreglarlo. A mi frente, salían y pasaban mis compañeros de trabajo, me saludaban y me veían con un joven. Espero que Chocolat no se entere, seguro que lo va a malinterpretar.
¡Al fin! Después de unos 15 minutos, volvió a andar el auto pero para el colmo, estuvo hablando del motor en todo el viaje hasta encontrar una confitería por Belgrano.
No me aburrí para nada, estuvimos hablando de muchas cosas, de nuestras historias, graciosas, tristes y raras. La verdad es que nuestra teoría del amor, del compromiso, del matrimonio, son re iguales. Somos parecidos con ese tema.Terminamos en Ill Gatto (ya es la segunda vez en menos de una semana que como ahí), él comenzó a transpirarse, a ponerse inquieto y ahí me di cuenta:
- ¿Te estás poniendo nervioso porque ese tipo de lugares no te van? -
- Nono, apagaron el aire acondicionado -
- Ah... no te creo jaja -
- Bue, tienes razón -
- Discúlpame si te traje, pero acostúmbrate, acá la comida es buenísima y la disfrutarás -
Mierda, él no disfrutó para nada la comida aunque me dijo que era riquísima pues a él lo llamaron por cel varias veces y él se puso nervioso porque lo llamaban y le hablaban de trabajos y reuniones.
Apenas dejó de hablar por cel, hablamos de muchas cosas, verdaderamente, lo traté como un amigo, le demostré que lo veo como a un hermano y ni siquiera me atrae. Supongo que es porque lo conozco de pies a cabeza por eso me sé todas sus "sorpresas", cada cosa que hace no me sorprende y ni me intrigan sus secretos.
Ni bien se fue al baño, apoyé mi cabeza al ventanal que daba a toda una vista de Puerto Madero, veía cómo llovía, cómo los árboles se inclinaban por el viento potente, veía a cada persona tapándose, a cada pareja compartiendo un paraguas. Una cosa me vino a la mente: "Chocolat".
"Apenas salimos de Ill Gatto, empezó a llover a cántaros. Me morí de la risa porque a cada rato, me decía "mierda, nos estamos mojando mal!", "no me mojé tanto", "está lloviendo menos, corramos!". Le dije "¿qué tiene de malo mojarnos? la lluvia es parte de la naturaleza, total, nos mojamos igual". Él se calló y me dio un gran abrazo y mis oídos escucharon "te adoro, que grande sos". Me derretí por completo, me muero por él cada vez que me dice una palabra, cada acto que hace, cada mirada que me echa, cada caricia que me da, todo de él, me mata, me revive, me envenena, me enamora".
Cuando estábamos esperando para cruzar la calle y entrar a su auto, Kolo me corrió tocando mi espalda de una forma diferente y ahí me sentí más incómoda que nunca. Me aparté tan rápido que seguro que él se dio cuenta de que no quería eso con él. Entramos al auto, él me dirigió unas palabras que hicieron que yo quisiera bajarme del auto ya. Me dijo que no me podía ver como antes, a una niña que lo quería mucho, sino a una verdadera mujer y que está tratando de conocerme más y más. En ese momento pensaba "Claro, mira que tengo lolas y cola, es obvio que me estás mirando como a una mujer".
Kolo me dejó en la puerta de mi casa, salí lo más rápido posible, no quería una "despedida", lo besé en la mejilla y le dije "gracias" y me salí del auto. No puedo estar con otro, no puedo sentir otra piel, otros labios, Chocolat es el único que tiene esas cosas que me hacen súper, súper bien. Pobre Kolo, se re ilusionó mal, no le entiendo, lo trato como a un amigo y él lo percibe de otra manera... y bueno, la atracción lo ciega...
Al salir del laburo, localicé a Kolo, mi padrino. Me buscó en su auto, todo perfumado y limpio, mierda. Pero al arrancar el auto, no anduvo más. Él se transpiró (conozco su forma de ser, se transpira cada vez que tiene que hacer algo manualmente) y abrió el capó del auto y empezó a arreglarlo. A mi frente, salían y pasaban mis compañeros de trabajo, me saludaban y me veían con un joven. Espero que Chocolat no se entere, seguro que lo va a malinterpretar.
¡Al fin! Después de unos 15 minutos, volvió a andar el auto pero para el colmo, estuvo hablando del motor en todo el viaje hasta encontrar una confitería por Belgrano.
No me aburrí para nada, estuvimos hablando de muchas cosas, de nuestras historias, graciosas, tristes y raras. La verdad es que nuestra teoría del amor, del compromiso, del matrimonio, son re iguales. Somos parecidos con ese tema.Terminamos en Ill Gatto (ya es la segunda vez en menos de una semana que como ahí), él comenzó a transpirarse, a ponerse inquieto y ahí me di cuenta:
- ¿Te estás poniendo nervioso porque ese tipo de lugares no te van? -
- Nono, apagaron el aire acondicionado -
- Ah... no te creo jaja -
- Bue, tienes razón -
- Discúlpame si te traje, pero acostúmbrate, acá la comida es buenísima y la disfrutarás -
Mierda, él no disfrutó para nada la comida aunque me dijo que era riquísima pues a él lo llamaron por cel varias veces y él se puso nervioso porque lo llamaban y le hablaban de trabajos y reuniones.
Apenas dejó de hablar por cel, hablamos de muchas cosas, verdaderamente, lo traté como un amigo, le demostré que lo veo como a un hermano y ni siquiera me atrae. Supongo que es porque lo conozco de pies a cabeza por eso me sé todas sus "sorpresas", cada cosa que hace no me sorprende y ni me intrigan sus secretos.
Ni bien se fue al baño, apoyé mi cabeza al ventanal que daba a toda una vista de Puerto Madero, veía cómo llovía, cómo los árboles se inclinaban por el viento potente, veía a cada persona tapándose, a cada pareja compartiendo un paraguas. Una cosa me vino a la mente: "Chocolat".
"Apenas salimos de Ill Gatto, empezó a llover a cántaros. Me morí de la risa porque a cada rato, me decía "mierda, nos estamos mojando mal!", "no me mojé tanto", "está lloviendo menos, corramos!". Le dije "¿qué tiene de malo mojarnos? la lluvia es parte de la naturaleza, total, nos mojamos igual". Él se calló y me dio un gran abrazo y mis oídos escucharon "te adoro, que grande sos". Me derretí por completo, me muero por él cada vez que me dice una palabra, cada acto que hace, cada mirada que me echa, cada caricia que me da, todo de él, me mata, me revive, me envenena, me enamora".
Cuando estábamos esperando para cruzar la calle y entrar a su auto, Kolo me corrió tocando mi espalda de una forma diferente y ahí me sentí más incómoda que nunca. Me aparté tan rápido que seguro que él se dio cuenta de que no quería eso con él. Entramos al auto, él me dirigió unas palabras que hicieron que yo quisiera bajarme del auto ya. Me dijo que no me podía ver como antes, a una niña que lo quería mucho, sino a una verdadera mujer y que está tratando de conocerme más y más. En ese momento pensaba "Claro, mira que tengo lolas y cola, es obvio que me estás mirando como a una mujer".
Kolo me dejó en la puerta de mi casa, salí lo más rápido posible, no quería una "despedida", lo besé en la mejilla y le dije "gracias" y me salí del auto. No puedo estar con otro, no puedo sentir otra piel, otros labios, Chocolat es el único que tiene esas cosas que me hacen súper, súper bien. Pobre Kolo, se re ilusionó mal, no le entiendo, lo trato como a un amigo y él lo percibe de otra manera... y bueno, la atracción lo ciega...
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