lunes, agosto 23, 2010

En este mismísimo instante, en el instante en donde estoy sentada enfrente de la pantalla de la computadora de mi oficina o de mi cuarto, en el instante en donde estoy sentada en uno de los asientos del subte o del tren – depende de mi estado de ánimo y elijo mi forma de viajar -, en el instante en donde estoy escribiendo y casi no logro sacar las palabras exactas para poder expresarlo, en el instante en donde estoy hablando con amigas, con mi mamá o con mi hermana, en el instante en donde miro una película comedia romántica y lloro de emoción y de repente siento vergüenza de mí misma. Siento pudor, muerdo mi labio inferior al ver ese final feliz o triste y trato de contener mis lágrimas pero miro alrededor mío y no está nadie y largo a llorar como una chica con el corazón roto y con el alma despedazada en mil partes.
Sin embargo, en el instante en donde estoy enfrente de mi papi hablándome de cualquier cosa que se le viene a la cabeza, bajo un poco mis miradas para no tener que verlo directamente a sus ojos y no sé si se da cuenta de eso. En ese mismísimo instante, siento temor a verlo a sus ojos y que él note la tristeza en mis miradas y miles de cosas delirantes vienen a mi cabeza y lo miro y casi grito de dolor y casi corro a abrazarlo y deseo que me alce como lo hacía cuando era niña. Me alzaba en todos lados incluso cuando jugaba al fútbol, solo para calmar mis caprichos.
En estos días, estoy tratando de no ser una dramática porque sé que va a salir todo bien pero siempre tengo un poco de mi lado negativo, bah, no llamaría a eso una cosa negativa sino a una cosa realista. No quiero ser optimista porque después temo desilusionarme y empezar a odiar a las personas optimistas y tampoco quiero ser negativa porque esta energía seguramente llegaría al alma de mi papi y se sentiría defraudado mientras sé que no es benigno, sino maligno.
Odio a esas dos palabras “benigno” y “maligno”. No entiendo qué diferencia tiene, si al principio nos han dicho que era benigno y después dicen que es maligno y después ¡¿qué?!
Aparte de la tristeza enorme que siento dentro de mí ser, siento indignación, tengo tanta bronca dentro de mí que a veces no soporto las bromas o charlas de mi viejo. Creo que lo estoy evitando porque siento que no tengo motivos para sonreír a la puta vida que tengo – puta buena y puta mala – y mi más menor deseo es que él no perciba esta tristeza mía.

Ahora me estoy dando cuenta de que estoy escribiendo esto y… vale mucho. Creo que si mi papá lo leyera, lo valoraría y me entendería y se pondría feliz porque sabrá que lo amo más que a nada en el mundo, que amo sus bromas, su cerebrito tan pero tan ingenioso, sus bondades y no podría enumerar “sus maldades” porque la verdad, no tiene ninguna. Me doy cuenta de que las personas buenas siempre tienen ese cualquier golpe que puede perjudicar su vida, ¿y las malas personas? Que empiecen a valorar su buena vida. ¡Qué paradoja!

Ahora tengo que decir que siento vergüenza de volver a leer todo mi blog, todos esos escritos, poemas o cualquier estupidez están dedicados a los amores de mi vida. ¿Amores? Amores al sufrimiento que ellos me causaron. Él leyó mi poesía, la poesía que tardé casi tres semanas en mostrársela porque tenía miedo de que se me riera a la cara o que no me contestara pero me arriesgué y no me contestó. Total, no me sorprende y no sé qué tenía en mi cabeza, escribiendo tantas palabras en vano dedicadas a él que ni siquiera iba a valorar esas palabras que creé con amor y dolor. Pero también siento vergüenza de decir que cuando me enteré de la puta noticia de mi papi, la imagen de ÉL fue lo primero que se me vino a la cabeza y la primera necesidad de sentir es llamarlo y correr hacia él para que me cobijara en su paz interior, cosa que no tengo pero sé que él no va a valorarlo, que lo hará porque yo lo necesito y después no me va a escuchar ni se va a preocupar cómo voy a estar. Esta es la vergüenza más grande que siento y estoy empezando a odiar mis sentimientos que surgen por sí solos, me traicionan en cada momento y lugar, les digo que no salgan de mi alma sentimientos así pero viven defraudándome y termino llorando como una pelotuda.

2 comentarios:

nenu dijo...

quisiera que el resultado de 4 + 4 fuese un 1

Sandra dijo...

Hola! me encantó tu manera de escribir, simple, sencilla hace que se entiendan muy bien las cosas.
Respecto a que hay días malos y buenos es verdad,Pero creo que la clave está en no enroscarse mucho con las cosas que nos hacen mal.
¿A quién no le paso de leer lo que escribió y no poder creer??
Te dejo un saludo y mi rinconcito por si querés pasar http://tansolopensamientos-sandra.blogspot.com/