Otra fiesta pero de medio orto.

En este instante, todavía siento el gusto a vino tinto en mi garganta y un dolor de cabeza, no por la resaca sino por muchísimas cosas que dan vueltas. Mi mente está lleno de signos de preguntas sin respuestas.

Anoche fue la fiesta de fin de año de mi trabajo. Todo fue una locura y fue una linda fiesta.
Igual no estuve del todo bien anoche porque Chocolat había traído a su novia, la rubia brasileña. La observé mejor y realmente está toda operada y un compañero mío me comentó que tiene 35 años para arriba. Es impresionante, es inevitable no pensar en el hecho de preferir estar con una persona mayor que yo.

En fin, había juegos divertidos y zarpados como meter una pelota de golf en la pierna dentro del pantalón, tratar de arrastrarlo hasta el otro lado de la pierna. Menos mal que no me eligieron para ese juego sino me moría tocando a esos pajeros persiguiéndome todos los días.
Pero igualmente me eligieron:

La animadora hablaba y explicaba el juego. Buscaba a una pareja para participar y su dedo me señaló y me quería matar!

- VOS Y VOS!!! - nos eligió a un amigo gay de un compañero también gay y a mí.

No tenía una excusa como para rechazar y obviamente, para no quedarme como una amarga, me paré y fui a la pista, en el medio de todas las mesas y ojos observándome. La chica agarró mi mano y me dio una vuelta. Eligió a dos parejas más. Teníamos que bailar y ganar.
Menos mal que era ese juego porque yo sé bailar un poco. A mí me tocó el de danza árabe. Me puso una pollera y un pañuelo con campanas, o como se llamen. Me mostró a todos los chicos y dijo "¡ella es una diosa!" y me puse colorada mal.

Bueno, empecé a bailar y según Soeur, quien vino como acompañante, bailé re bien y que sorprendí a todos. Nos ganamos una botella de champagne.

Todos se me tiraban hasta el presidente de 70 años quería menear conmigo y obviamente ya me quería escapar! y ni hablar del hombre de la limpieza que vive mirando mi trasero. Me ofrecía fernet y seguía mi culo a todos lados.

Poulet se ganó una cena en el Four Seasons y enseguida me dijo "¡vos venís a cenar conmigo!". ¡Cenar en un hotel de 5 estrellas es una tentación! pero obviamente, no voy a ir.

Todos terminamos muy borrachos bailando murga, cumbia, cuarteto. Lo único malo de la fiesta es el bife de lomo más duro que la piedra (encima yo no como carne roja), la falta del cotillón.... y.... la brasileña. Se le nota muy amargada, Chocolat la tenía que sacar a bailar pero volvía a su silla a observarnos. Sentía que me miraba re mal. Realmente odio esa parte de incomodidad y mi estómago estuvo dando vueltas todo el tiempo.

Volví a mi casa en taxi con mi hermana a la una de la mañana preguntándome muchas cosas, con una carga de sentimientos como la nostalgia porque en ese hotel en donde festejamos me trajo muchos recuerdos.

En un rato, me voy a hacer el brindis una vez más con mis compañeros.
Creo que una copa de champagne más, me mato.

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