Despidiendo el año... de mala manera

Naíf y yo esperábamos al colectivo 166 en la Av. Juan B. Justo y Paraguay a las 4.45 am. Sé que es un lugar peligroso pero estábamos a punto de pedirnos un taxi porque el colectivo no venía nunca.
Yo estaba apoyada contra el vidrio de una propaganda del techo de la parada mientras Naíf estaba en la acera fijando si venía el colectivo o algún taxi.

- Eh, ¿qué pasa? – le pregunté a Naíf porque ella se había asustado de algo.
- No, nada, es solo un pibe que está caminando - me contestó en voz baja y sonriendo.
- Ah, bue, tranqui… mira, me duelen las ampollas - le comenté mostrándole mis ampollas por los malditos zapatos rojos.

De repente, escuché pasos agigantados y vi a Naíf asustándose y me di vuelta.
Ese pibe, de entre 12 y 15 años, se acercaba corriendo rapidísimo hacia mi y me miraba fijamente a los ojos. Admito que sus miradas me asustaron.
Ya cerca de mí, de frente a frente, en un tris, agarró mi cartera pero yo también la agarré.
Me dio vuelta y me llevó hacia la pared luchando para sacarme la cartera pero yo, ya perdida de control, seguía sosteniéndola y le gritaba. Según Naíf, grité como una loca. Luchamos por unos segundos más. Noté que ese pibe era un debilucho con cara de asustado.
Pero también noté toquecitos en mi costilla, así de suaves y bajé la mirada y era una navaja. No sé por qué seguí peleando con él pero apenas el control volvió, lo solté y ese maldito se llevó toda mi cartera. Me quedé mirándolo saltando por la pared baja y trepando por el pasto para cruzar las vías del tren. Corrí hacia Naíf, que estaba re petrificada de susto y la agarré y nos fuimos corriendo. Detuvimos al taxi. Ni bien le dije al taxista la dirección, eché a llorar de susto.
En la cartera había DNI, pase especial de transportes terrestres para hipoacúsicos, pase del subte, 20 pesos, llave de casa y celular. Menos mal que no llevé tarjetas de crédito sin embargo el celular era carísimo. Me había costado 1000 pesos y me dio muchísima rabia de que el pibe no pensara en pedirme tranquilamente mostrándome la navaja cosas valiosas como la plata y el celular ya que yo, sin duda, haría lo que me pidiera. Ahora tengo que hacer todos los putos trámites PORQUE SINO ¡¡¡NO VOY A PODER IR A BRASIL SIN DNI!!!

¡LA CONCHA DE SU VIEJA!

Me pase toda la mañana pensando en qué cosas pude hacer para evitar el pequeño robo:

- Tomar el taxi directamente al salir del boliche
- Patearle las bolas del pibe y dejarlo llorar como un bebé
- Ir a la Plaza Serrano a tomar otro colectivo porque es más seguro
- Ir a bailar a Sunset en vez de ir a ese barrio de mierda, opciones de las que estábamos decidiendo Naíf y yo
- No salir de casa y quedarme mirando Lost
- Tener el DNI en el bolsillo de mi pantalón
- Usar pantalón chin en vez de usar calza porque tiene bolsillos en donde guardaría plata y DNI

Pero claro, mi destino era éste y ser una pelotuda de cuarta.