Celos: es inevitable

Yo nunca fui una mujer celosa. Jamás me puse celosa cuando le daban mejor regalo a mi hermana que a mí, cuando mis amigas tenían las cosas que yo no tenía, cuando mi hermana se iba de viaje a Europa, cuando mis amigas tenían a los mejores hombres, cuando mi hermana se ponía más linda que yo, cuando mi mamá se concentraba mucho en las cosas de mi hermana mientras yo era una pendeja jugando a las muñecas, cuando Coyote, mi ex novio, hablaba con mujeres mientras yo (soy sorda, acuérdense) no podía escuchar qué decían.
En vez de eso, siempre me alegraba cuando mis seres queridos estaban bien, cuando mi hermana se iba de viaje, en vez de ponerme celosa y desearle una buena suerte con cejas fruncidas, lloraba porque iba a extrañarla, le deseaba lo mejor y me re alegraba de que ella pudiera viajar. Siempre me alegraba cuando mis amigas estaban re lindas, alegres y llamaban mucha atención a los hombres.
Se preguntarán el por qué soy así pero siempre lo fui porque la única cosa más valiosa que tengo es el amor de mi familia, la estabilidad económica, mi belleza y mi audacia. Todas esas cualidades, son suficientes para mi vida.

Sin embargo, el año pasado, descubrí un sentimiento muy feo, inevitable, perjudicial: los celos.
Recuerdo la primera vez que conocí los celos:

"Estaba en una fiesta de mi trabajo, en un brindis de navidad, todos estábamos tomando champagne y charlando. Me di vuelta y vi a Chocolat agarrando la cintura de una compañera mía y agachándola como si estuvieran bailando tango. Se reían y se divertían. Al verlos, yo empecé a marearme, a sentir que el calor corría rápidamente por todo mi cuerpo, sentí calor en mis axilas, en mi espalda. Mis mejillas se ruborizaron, mi vista se tornó borrosa, total, totalmente borrosa, sentí hormigueos en mi cuello y escalofríos en mi nuca. Era terrible el sentimiento pero en ese momento jamás pensé que eran celos. Pensé que me sentía mal. "Es el champagne" me dije".
Pero los celos volvían más a seguido, aparecían cuando justamente Chocolat hacía algo indebido. Por supuesto, él pensaba que estaba todo bien porque en esa etapa nosotros ni siquiera éramos novios, sino amantes.

Cuando nos pusimos de novios, Chocolat me dijo "recuerda que no tengo la culpa de que le guste a las mujeres, nunca va a ser mi intención hacerlas reír y coquetear conmigo" y ahí me tranquilicé pero le dije que tratara de no hacer tanto ese tipo de cosas porque yo odio cuando los celos invaden mi... ¿mente?.

Hasta ayer, ya comenzaba a "extrañar" mis celos:
En la reunión del trabajo, como saben, siempre me aburro ya que a veces no entiendo lo que dicen mis compañeros. Chocolat siempre se sienta al lado de la mismísima compañera. En ese momento se estaban susurrando y riéndose pero nada que ver con el coqueteo, eso lo sabía muy bien. Cuando él hablaba con los demás o con ella, yo sentía esos celos.

¡Celos! ¿Sólo porque él habla con los demás, sean mujeres o hombres? Ahí no entendía nada. Pensé que era algo enfermizo y que tratara de superarlo porque es algo que perjudica mi salud.

Ahora mismo me hago dos preguntas:

1. ¿Estoy celosa de él porque habla con nuestra compañera, con quien me dio los primeros celos o él siempre fue así, hace sonreír a cualquier mujer hasta a una anciana?
2. ¿Estoy celosa porque Chocolat puede escuchar, reír, susurrar mientras yo no puedo hacer eso? Así mismo no puedo saber de qué habla Chocolat, la mayoría de mis compañeros conocen muy bien sus chistes, sus manías y yo siempre tengo que preguntarle cómo es él porque soy sorda y no puedo reírme de sus chistes. Además, me gusta discutir todo tipo de ideas con sus amigos, compañeros, con nuestro jefe y demostrar a mi Chocolat que soy audaz y que él se sienta orgulloso de mí. Cosa que seguramente es lo general de los celos que me invadieron, no puedo escuchar nada, de lo que habla él con mujeres y ponerle límites. Es un problema.

Seguro que es la 2.

Dato de los sordos: Siempre, siempre somos desconfiados en todo tipo de cosas. Lástima que ningún oyente (el que escucha) entendió el por qué soy desconfiada. Nadie va a entender eso, nadie aunque digan que pueden entenderlo pero después vuelve a lo mismo y me gritan "¡Pero confía en mí!". No, boludo, aunque sos buenito, no puedo confiar en vos. Es imposible.